La lingüística en Guatemala en los siglos
XVI y XVII marca un principio de la época llena de contradicciones y
descubrimientos inclusos. El hombre renacentista y barroco que llego desde
España trajo consigo la nueva ciencia de los idiomas vulgares que empezó con
Dante, Nebrija y Du Bellay. Los primeros intentos de conocer los idiomas
europeos llevaron a los descubridores de América a tratar de conocer lo otro,
lo americano. En las Indias Occidentales encontraron una realidad lingüística
totalmente distinta, pero a la vez es bastante sofisticada. Los idiomas de
Mesoamérica valoraban la retórica y alcanzaron una alta expresión literaria.
Motivados sin duda por sus afanes religiosos, los europeos que vinieron a
América comenzaron a investigar a fondo los idiomas de Guatemala, casi
exclusivamente con un sentido utilitario.
En Europa, y en particular en España, el Renacimiento fue una época de
gran innovación lingüística. El problema que llamo la atención a los teóricos
de la época de gran innovación lingüística. El problema que llamo la atención a
los teóricos de la época fue en primer lugar el origen del lenguaje. En parte
este tópico estuvo bastante ligado a las ideas cabalísticas, populares en esa
época, en especial la idea de que nombrar es conocer. Otro tópico muy
relacionado con la lingüística colonial fue el de la exegesis bíblica,
preocupada principalmente por la traducción, lo que produjo en España la Biblia
complutense o Poliglota (1514-1518), editada bajo la autoridad de los más
importantes doctores del idioma latín, griego y hebreo, entre ellos Antonio de
Nebrija. Tanto la tradición medieval como la renacentista valoraban los idiomas
europeos, lo cual movió a los autores aludidos a buscar métodos para aprender
gramáticas radicalmente distintas, como las del hebreo y el árabe. Los
humanistas estimaron sobre todo el estudio de la retórica, en oposición a los
escolásticos, que apreciaban la dialéctica. Para los humanistas el hablar era
importante porque antecede al pensar, y de tal modo el estudio de la Gramática floreció
en el siglo XVI.
Libros como Poliglota, que incluye una gramática
del hebreo y un vocabulario, y además gramáticas españolas del hebreo y árabe
del siglo XVI, muestran que los españoles tenían la experiencia para emprender
con un buen éxito el aprendizaje de idiomas muy distintos del latín y el
castellano. La tradición de traducir que tenían los españoles del medioevo, y
la particular situación surgida a raíz de la conversión de moros y judíos, son
elementos que deben haber afectado la preparación de los clérigos franciscanos,
agustinos y dominicos para estudiar lo que encontraron en las Indias
Occidentales.
A principios del siglo XVI se hizo relevante que, aparte de la muy
conocida gramática y el vocabulario de Nebrija, se publicaron otras gramáticas
en castellano, como las de Juan de Valdés, Cristóbal Villalón, Bernardo
Aldrete, Alonso de Ledesma y José Pellicer Valencia y también las teorías de
Alonso de Herrera y F. Sánchez de las brozas las cuales trataban de las nuevas
maneras de enseñar el latín. Además, se deben haber conocidos muchas gramáticas
extranjeras, como las de Prieto Bembo, A. Barclay, Meignet y Francisco Olveira.
Los misioneros o predicadores que llegaron a las Indias entonces más que los
rudimentos para empezar el conocimiento de una lingüística depurada. Sin duda,
aquellos estudiosos estaban contagiados por el afán de sistematizar las lenguas
vulgares del Renacimiento.
Brevemente se pueden caracterizar tres etapas en los estudios
lingüísticos de Guatemala. La primera ocurre en los años iniciales de la
Conquista. Es una etapa violenta, no solo por las guerras de la conquista, si
no también culturalmente. Los misioneros Españoles destruyeron códices y
buscaron acabar con cualquier manifestación de herejía la segunda etapa se
puede situar con corteza en el momento de la publicación del catecismo y gramática
de Francisco Marroquín, en 1556. Con este acontecimiento se inició el contacto
activo que tiene dos facetas: tratar de aprender el idioma de los indígenas y
al mismo tiempo dar a conocer la nueva religión buscando el acercamiento lingüístico.
Esto fue la etapa más productiva y prosiguió hasta los principios XVII. La
tercera etapa se distingue por la fundación de los colegios mayores y
universidades. El número de religiosos había aumentado, pero se perdió algo del
entusiasmo por la catequización. A pesar de esto último, existió un grupo de
misioneros cada vez más instruido en los idiomas naturales, que partió de las
bases establecidas por los hombres como los frailes Domingo de Ara y Domingo de
Vico. Al final del siglo XVII se produjo una estimable preocupación lingüística
y una actitud muy positiva hacia los idiomas aborígenes por parte de las
órdenes religiosas.
Los encargados de la ardua libor de comprender y enseñar a los
amerindios fueron los frailes franciscanos, dominicos y agustinos,
principalmente, aunque también participaron otros. En su estudio sobre La Nueva
España, Robert Ricard describe dos fases en esta labor de conversación. La
primera empezó en 1523 con la llegada de los primeros misioneros franciscanos
en La Nueva España y termino con la de los jesuitas en 1572. Los franciscanos
agustinos y dominicos trajeron consigo las ideas de la retórica, la
escoelastica y la contrarreforma. Más adelante, en el siglo XVII, también
trajeron a América el conceptismo y las ideas precartesianas de la lingüística.
La misión primera de aquellos inmigrantes era enseñar la religión a los
indígenas. Al principio hubo un intento de aprender los idiomas indígenas, de
escribir teologías, catecismo, sermones, novenas y confesionarios, como ayuda
al fraile encargado de poner en práctica aquella enaltecedora misión. La tarea
de los predicadores ya resultaba significativa para un testigo de la conquista
como Bernal Díaz del Castillo, quien al referirse a los acontecimientos de
Guatemala dijo lo siguiente:
…y es dar gracias a Dios y cosa muy de contemplación ver como los
naturales ayudan a beneficiar una santa misa, en especial si la dicen los
franciscos o dominicos, que tienen a cargo el curazgo del pueblo donde la
dicen. Otra cosa buena tiene: que asi hombres como mujeres y niños que son de
edad para lo de aprender, saben todas las santas oraciones en sus otras buenas
costumbres acerca de su santa cristiandad…
Como se puede ver, el papel misionero era
doble: aprender el idioma del indígena y enseñar las creencias cristianas en
tal idioma. José Toribio Medina, en sus notas a la primera reimpresión de la gramática de Marroquín, escribió:
…Los doctrineros llegaron pronto a persuadirse que la conversión de los
indios resultaba imposible si no les enseñaban los preconceptos de la fe
católica en su propia lengua. Para ese fin era indispensable que se redactaran
e imprimieran en seguida los catecismos necesarios… No escaseaban,
relativamente hablando, eclesiásticos y seglares que, por su larga residencia
entre los indios o por su contacto diario con ellos en los pueblos recién
fundados, hubiesen llegado a poseer con perfección los idiomas americanos…
El nivel lingüístico de los misioneros se
puede poner en tela de juicio, pero el conocimiento acumulado hasta ahora sobre
la formación de idiomas indígenas, la adquisición de segundos idiomas, la
cantidad de documentación reunida, etcétera, permiten apreciar que los misioneros,
desde muy temprano, pudieron comunicarse hábilmente con los americanos. Ricard
enfatiza que lo más odioso debió hacer sido la confesión a través de un intérprete.
El profundo interés práctico en el aprendizaje de los idiomas indígenas casi no
tiene paralelo en la historia reciente.
La decadencia de tal curiosidad y de la admiración por los idiomas
vernáculos se evidencio muy pronto en Hispanoamérica, como lo demuestra Ricard
y como pudiera hacerlo un estudio cuidadoso de las leyes de la época. Ya alrededor
de 1550 se empezó a restringir el uso de los idiomas indígenas, por la sencilla
razón de que se empezó a dudar de la conveniencia de traducir una cultura a
otro idioma. La corona mando a las autoridades coloniales que los curas
doctrineros comenzaran la enseñanza del castellano a los nativos, y para
reducir la posibilidad de error se emitió la ley que dice:
Habiendo echo particular examen sobre si aun en la más perfecta lengua
de los indios se puede explicar bien, con propiedad los misterios de nuestra
Santa Fe Católica, se ha reconocido, que no es posible sin cometer grandes
disonancias e imperfecciones, y aunque
están fundadas cátedras, donde sean enseñados los sacerdotes, que hubieran de
doctrinar a los Indios, no es remedio bastante, por ser mucha la variedad de
lenguas. Y habiendo resuelto que convendrá introducir el castellano, ordenamos
que a los Indios se les ponga maestro, que enseñe voluntariamente quisieran
aprender, como les sea de menos molestia y sin costa: y ha aparecido, que esto
podrían hacer bien los sacristanes, como las aldeas de estos Reinos enseñan a
leer, y escribir, y la doctrina cristiana (Libro VI – Título I – Ley XVIII. Que
donde fuera posible se ponga escuelas de lengua castellana, para que la
aprendan los indios. Emperador D. Carlos, 7 de junio 1550).
Esta ley provee también cierta información que permite saber un poco más
acerca del nivel de investigación de los misioneros. En primer lugar, declara que
ya se habían traducido muchísimos textos religiosos para la época. También
muchos de los misioneros pidieron a sus estudiantes indígenas que escribieran
sus tradiciones propias para que los religiosos españoles nos tradujeran
imperfectamente. Ricard Da el famoso ejemplo de Bernardino de Sahagún y otros
menos conocidos de México. Se ha especulado mucho sobre el uso de estas ideas
por los misioneros que preservaron el Popol Vuh, el Memorial de Sololá y el
Rabinal Achi. Ley reproducida antes cambio sin duda los conceptos anteriores de
muchos misioneros en Guatemala. Sin embargo, el trabajo de cambiar el idioma de
los indígenas resultaba inconmensurable, y el misionero indudablemente siguió
predicando en el otro idioma y no el castellano.
El conocimiento de la otra dimensión lingüística por los misioneros fu
profundo en muchos casos. En las bibliotecas en las colecciones donde se
guardan los documentos pertinentes, el investigador moderno puede comprobar los
conocimientos de aquellos hombres. Muchos de sus libros fueron escritos por
completo en el nuevo mundo indígena, sin ninguna clave para el no iniciado. Se
puede especular que muchos de los misioneros tenían ya, al llegar a Guatemala,
un conocimiento básico de la ciencia del idioma, con la cual forzosamente
debían estar familiarizados para poder difundir su conocimiento. La imprenta en
la Nueva España, en los años anteriores a 1572, produjo más de 100 libros
escritos en 10 idiomas indígenas. Entre ellos figura el primer libro bilingüe
del Obispo Francisco Marroquín.
La lingüística de aquellos dos siglos es en gran parte una ciencia
aplicada, generalmente no teórica, lo cual resulta cierto respecto de la
lingüística renacentista en General. Muchas de las gramáticas escritas en Guatemala
en la época que nos ocupa son escuetas y de carácter totalmente descriptivo,
pero otras dan además indicios de la actitud del autor respecto al otro idioma
o de ideas teóricas más concretas. Esta lingüística como ciencia aplica permitió,
en el siglo XVIII, crear gramáticas más elaboradas a escritores como Francisco
Ximenez o José Ildelfonso de Flores.
Entre los problemas que solucionaron estos misioneros está el de la
escritura y el alfabeto para expresar otros idiomas. Fray Francisco de la
Parra, quien llego a la Nueva España en 1542, fue el inventor del alfabeto que
tuvo más uso en Guatemala. Propuso el uso de dos siglas que casi seguramente
provienen del árabe: el tresillo o ain y el cuatrillo o vau. El primero tiene
un sentido gutural en el árabe y el segundo, según se describe en una gramática
de la época, se produce al juntar los labios. Los dos sonidos se forman en la
garganta, según estas gramáticas. El S. es fácil de escribir y reconocer, pero
en cambio el cuatrillo se puede describir muy rápido como una g. por eso muchos
lingüistas del siglo XIX leyeron esta sigla como g. Además estas siglas, el
padre Parra invento un cuatrillo con una coma, la tz y la h. aspirada. El
cuatrillo con coma era un sonido entre el cuatrillo y la tz. La tz es una
amalgama de las dos letras y también es un sonido extraño del castellano. La h.
aspirada, también invención de Parra, puede tener su raíz en el árabe, pero no
fue aceptada universalmente, sin duda porque el sonido de la h. Pronunciada en
aquellos siglos les parecía muy similar. Ya con alfabeto, los misioneros
procedían a escribir los documentos necesarios para el uso diario, e inclusive
se imprimieron algunos de estos. Debe notarse que las gramáticas son escuetas y
en ellas se esquematizan las distintas partes de la oración. En cambio los
libros de sermones, catecismos y teología son voluminosos, seguramente por su
función más importante.
Siglos XVI y XVII
Las lenguas que los mencionados religiosos estudiaron en Guatemala
fueron principalmente las del Altiplano. Los nombres mismos de estas lenguas se
fueron formando en la misma época: quiche (kiche) (utatlan o lengua utatleca),
cakchiquel (kaqchikel) (a chike o a chi quel), mam, aguacateca (awakateko),
ixil, tzendal o tzental, chontal, pokomchi (poqomchi), tzotzil, maya, yucateca,
chol, tzutujil (tzutujil). El kekchi (qeqchi) y el pokomam (poqomam), dos
idiomas más importantes en la región, no se estudiaron tanto en los dos siglos
aludidos. Fue hasta en las centurias XVIII y XIX cuando se les dedico mayor
atención.
La variedad de los idiomas descritos, y de los trabajos hechos en los
mismos, atestiguan la importancia de las primeras aportaciones de los
misioneros. Todos los avances los grados en los siglos XVI y XVII se fundan en
las ideas del renacimiento sobre los idiomas humanos y contienen preceptos que
apenas se empiezan a revalorar.
Aporte de: Raúl Carlos William Chox
Guarchaj
Fuente de consulta: Historia General de Guatemala, Asociación Amigos del País - TOMO II - Pag. 337-341
Es interesante saber el principio de esta época que estaba llena de contradicciones y descubrimientos; menciona también sobre el reconocimiento donde la época de gran innovación lingüística fue el problema que allá causado la atención a teorías de gran novación y que también alla hablado sobre 3 caracteres de estudio lingüístico que la primera es el inicio de la conquista etapa violenta, la segunda etapa de la corteza del catecismo y la tercera fundación de colegios mayores, universidad y entre otras cosas más..
ResponderBorrarManuel de la Cruz
Biendo el cambio del hombre renacentista y barrocho que llego desde españa y trajo cambios de idiomas vulgares en el descubrimiento de america biendo como en europa y españa el renacimiento fue de innovacion linguistica idiomas el primer lugar de lenguas dado continuo de conquistas y violencia como el racismo y creacion de lugares de estufios mayores
ResponderBorrarSucely sac
ResponderBorrarEs interesante como Los nombres mismos de estas lenguas se fueron formando en la misma época: quiche, cakchiquel, mam, aguacateca, ixil, tzendal o tzental, chontal, pokomchi, tzotzil, maya, yucateca, chol, tzutujil . El kekchi y el pokomam que estos idiomas tardaron en darles la importancia necesaria para aprender el idioma maya
Increíble, como el proceso lingüístico que se llevó acabo en los inicios de la época colonia fue la unificación de las variaciones en las lenguas de cada comunidad. También, es muy lamentable ver como por la falta de identidad se ha dejado de practicar la mayoría de los idiomas indígenas. Y como el español se a ido adaptando como la lengua dominante.
ResponderBorrarOslyn Caal
ResponderBorrarMe pareció interesante una de las etapas del estudio de la lingüística en Guatemala donde trataban de aprender el idioma de los indígenas y al mismo tiempo dar a conocer la nueva religión buscando el acercamiento lingüístico.
Algo tan necesario en el ser humano es el poder comunicarse, aquí un ejemplo claro, tratar de aprender la lengua nativa para poder expresarse mejor, y de interponer una religión y costumbres a los habitantes con mayor facilidad.
ResponderBorrarEver López.
Impresionante las etapas de estudio de la lingüística en Guatemala
ResponderBorrarEdna Cabrera
ResponderBorrarMe pareció interesante como para los humanistas el hablar era tan importante, porque para ellos el hablar antecede al pensar y como de ese modo el estudio de la gramática floreció
El renacimiento fue una época de gran innovación lingüística. El problema que llamo la atención a los teóricos de la época de gran innovación lingüística y llamo la atención a los teóricos de la época fue en primer lugar el origen del lenguaje.
ResponderBorrar